miércoles, 11 de julio de 2007

CUCHITA Y EL NEGRO




Hola soy Cucha...fui callejera desde 1999 hasta el 2000 que murió la Manchita, ya que esta me perseguía y me corría, pero cuando desgraciadamente murió pude entrar a la casa de los González y quedarme definitivamente con ellos. Antes, viví en la calle en el estacionamiento comunal de la Alteña, hasta eso en esta colonia algunos de los vecinos son tolerantes con nosotros los gatos, aunque como en todo, hay viejas brujas que tratan de envenenarnos, como una vecina de Oscar que se llam...no no no puedo meterlo en problemas. Bueno, decía que antes viví en la calle y lo increíble (que es una historia para contarla), es que me protegía un viejo perro también callejero al que Oscar le puso " El Negro" y aunque vivía en la calle muchos vecinos lo alimentaban, pero escogió a los González para quedarse en su puerta, ellos, muchas veces trataron de adoptarlo pero el Negro era muy independiente y prefería estar en la calle, sólo cuando llovía se protegía en la entrada de la casa, su historia fue muy triste al final de su vida, ya que por culpa de los malvados vecinos de al lado, el Negro tuvo que ser sacrificado porque se lo querían llevar al antirrábico... pues aunque era muy pacífico, los escuincles de esa casa lo provocaban y lo tenían harto, una vez le ladró a una visita de ellos, pero no lo mordió sólo lo intentó, además no tenía dientes, pero hicieron un escándalo, el veterinario de la Alteña estuvo de acuerdo con los González, el Negro sufriría mucho si lo llevaran al antirrábico pues por su buen caracter y por viejo, lo hubieran maltratado, así que decidieron dormirlo, murió rodeado de cariño y esa misma noche llegaron los del antirrábico para llevárselo, fue algo triste pero necesario. El negro era mi protector y los humanos se asombraban de que siempre estábamos juntos, yo me dormía en su lomo y corría a otros perros que trataban de atacarme, lo extraño mucho pero sé que está en el cielo de los animales. De día estaba con los González y de noche hacía ronda con el policía de la colonia, el cual sintió mucho la muerte de nuestro amigo, pero también creía que el dormirlo era lo mejor.


A partir de ahí, he vivido con los González muy feliz...






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